Palabras Imposibles para un Borracho

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Todos sabemos lo que cuesta hablar y pronunciar de manera correcta cuando llevas unas cervezas de más.

Aquí os dejo algunos ejemplos para que practiquéis, a ver si este finde conseguís vocalizar algo de esto.

Palabras que son difíciles de decir cuando estás borracho:

  • Innovativo
  • Preliminar
  • Proliferación
  • Cilantro

Palabras que son MUY difíciles de decir cuando estás borracho:

  • Específicamente
  • Constitucional
  • Esternocleidomastoideo
  • Disociación
  • Transustancial

Cosas que son IMPOSIBLES de decir cuando estás borracho:

  • Gracias, pero no quiero acostarme contigo.
  • No, yo ya no quiero beber más.
  • Lo siento, pero tú no eres mi tipo.
  • ¿Una hamburguesa? No, gracias.
  • Buenas noches agente; hermosa noche, ¿verdad?
  • No quiero pelearme contigo.
  • Oh, no, no podría. Nadie me quiere oir cantar.
  • Gracias, pero ni siquiera voy a intentar bailar; no tengo coordinación.
  • ¿Dónde habra un water? Me niego a mear en la calle.
  • Me tengo que ir a casa, porque tengo que madrugar para ir a trabajar mañana.
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Enanos y mongolitos

Relato extraído de www.mimesacojea.com un blog cojonudo!

Hoy, paseando por Bilbao, he visto a un enano y a un chico con síndrome de Down. ¡Al mismo tiempo! Estaban en un paso de cebra, pero no se conocían ni nada, ¿vale? Yo me he puesto en medio, entre uno y otro.

En ese momento, mientras esperaba a que se pusiera en verde, me he sentido normal, que es como llama mi madre a los heterosexuales (“tengo cinco vecinos gays y el resto, normales”, suele decir). Es raro sentirse normal. Me he sentido como una persona con piernas en la cabezera una manifestación de la AVT. O una con conciencia.

Y el caso es que en ese paso de cebra, embriagado por mi aparente normalidad, me ha asediado una duda: ¿qué hay más, mongolitos o enanos? No es broma. No pretende serlo. Lo he pensado en serio. Era el momento perfecto para averiguarlo, tenía un representante de cada colectivo a cada lado. Bastaba con preguntarle al enano: “¿cuántos sois vosotros?”, y luego preguntárselo al chico con síndrome de Down. No lo he hecho porque, claro, la perspectiva de ser hostiado por un mongolito y un enano en plena Gran Vía no compensaba mi sed de información.

Ya me imaginaba el titular de El Correo: «Joven discapacitado es apaleado por otros dos. El alcalde Iñaki Azkuna ha declarado dice que los bares cierran muy tarde.»

Pero la duda me corroía, así que, al llegar a casa, le he dicho a mi chica: “Hola, cariño. ¿Qué tal el día? ¿Bien? Guay. Oye, ¿tú qué crees, que hay más downs o enanos?”

Ella me ha mirado como me mira siempre que sopesa abandonarme, y luego, con una naturalidad pasmosa, me ha respondido:

«Downs.»

Yo: ¡¿Cómo puedes estar tan segura?!, porque, quiero decir, o sea, ¿en qué te basas?

Ella: En los grupos. Los chicos con síndrome de Down salen en grupo y tienen parejas y eso. Ves grupos grandes paseando, de excursión, yendo al trabajo todos juntos… ¿Pero alguna vez has visto un grupo de enanos?

Yo: Sí. En La parada de los monstruos.

Ella: Digo en la realidad.

Yo: En la reali… Ah, entonces no.

Tesis A: Mi chica es más lista que yo, al menos en lo que a capacidad deductiva se refiere.

Tesis B: Si la tesis A es correcta, hay más mongolitos que enanos en el mundo.

Pero, ¿y zurdos? ¿Hay más enanos que zurdos?

¡Cariñooooo!

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Verborrea

Cualquier individuo con la suficiente experiencia social sabe que la clave para unas relaciones humanas sanas es hablar poco.

A la mayoría de la gente le pierde la boca, particularmente a la hora del cortejo. Una frase amable siempre será bien recibida, pero un exceso de nerviosa verborrea puede convertir el más agradable comentario en una aberración.

Hagamos un ejercicio, lector varón.

Aquí te dejo cinco ejemplos para que vayas practicando tu contención verbal:

Eres exactamente mi tipo de mujer. BIEN

Eres exactamente mi tipo de mujer, y todas tus amigas también. MAL

Si hiciera una película te daría el papel protagonista. BIEN

Si hiciera una película te daría el papel protagonista, de momento hay cinco productoras interesadas en mi guión “Semen en jovencitas”. MAL

Si un día descubro una estrella le pondré tu nombre. BIEN

Si un día descubro una estrella le pondré tu nombre, así cuando alcance su masa crítica serás mi agujero negro. MAL

Me parece genial que las mujeres por fin conquistéis el rol social que merecéis. BIEN

Me parece genial que las mujeres por fin conquistéis el rol social que merecéis siempre y cuando lleguéis a tiempo para hacer la cena. MAL

Te quiero. BIEN
Te quiero empalar. MAL

Extraído de internet, me hizo gracia y lo tenía que compartir..xDD

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Razón por la que los hombres no escuchan

«¡Nunca me escuchas!» A partir de ahora las mujeres (nuestras novias y
esposas) ya no podrán utilizar más esta excusa. Como no, de nuevo la
Ciencia vuelve a salir en nuestra defensa y ha puesto las cosas claras:
es totalmente falso que un hombre tienda a negar su atención al
escuchar una voz femenina.

Todo esto viene a raíz de la típica frase «Los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez». Aunque algunos tiendan a pensar que solo es machismo o feminismo (dependiendo de aquel que lo diga y escuche), resulta que es totalmente cierto, y se basa en las diferencias existentes a nivel evolutivo entre los cerebros masculinos y femeninos.

“Una de las mayores molestias femeninas es que los varones no ponen atención a lo que ellas les cuentan, pero no es que se hagan los locos o que sean distraídos; el punto es que científicamente se ha comprobado que el cerebro masculino tarda en decodificar la voz femenina”, explicó Georgina Montemayor, especialista en estudios del aprendizaje y el cerebro del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la UNAM.

De acuerdo con una investigación realizada a finales del año pasado en Estados Unidos para detectar qué escuchaban los esquizofrénicos, entre los resultados se encontró que el hombre decodificaba de manera más lenta a la voz femenina que a la masculina.

Hombres y mujeres que participaron en el experimento fueron sometidos a resonancias magnéticas para ver qué zonas se activaban cuando escuchaban registros de voces femeninas y masculinas, y fue así como se detectó que el cerebro del hombre tarda en entender los sonidos femeninos.

Con base en estos resultados, ahora se sabe que no es que ellos no quieran poner atención a las mujeres, sino que tardan en descifrar sus sonidos.

Cuando los varones escuchan una voz femenina, pasa por su oído y luego la procesan en el hemisferio derecho, donde se procesa la música. “Su lado derecho va decodificando la voz femenina como si fuera una partitura musical, entonces para cuando la mujer termina la frase, el hombre apenas está descifrando el inicio”, indicó la doctora Montemayor.

Esto es debido principalmente a que el cerebro masculino no posee, por lo general, una buena comunicación entre los hemisferios derecho e izquierdo, lo que provoca esa lentitud de proceso ante una voz de toques armónicos como es la de la mujer, la cual en vez de entender sus palabras como datos, las asimila como una melodía musical.

Aunado a esto, detalló la especialista de la UNAM, la mujer habla en forma circular o de espiral, y el hombre no es capaz de seguir su ritmo, por lo cual se pierde en la conversación.

“La mujer dice: Vi a Margarita, sí Margarita, la esposa de Pepe, el primo de Juan, Juan el que era abogado ¿Si te acuerdas? Bueno, pues hoy me la encontré”. Esta manera de hablar, comentó la doctora, es circular y es precisamente una conversación así la que confunde a los hombres.

En cambio, entre las mujeres sí puede haber una conversación espiral, o hablar entre paréntesis, porque la comunicación que hay entre sus dos hemisferios del cerebro le permiten hacer o entender varias cosas al mismo tiempo, aunque no tengan ningún sentido.

Las mujeres, al tener bien comunicados los dos hemisferios, tienen un mayor dominio del lenguaje, porque las dos zonas están activas. En cambio, en el hombre sólo se activa su lado izquierdo del lenguaje y, por ello, tienen mayor dificultad que la mujer para expresarse. Por eso dicen que las mujeres hablan más y que el hombre no dice nada. En la zona del cerebro femenino que está atrás de la frente, denominada corteza prefrontal, hay más neuronas que en esa misma zona del cerebro masculino. Aquí es donde se toman las decisiones y, por ello, la mujer tarda más en tomarlas, pero una vez tomada ya no hay en su cerebro rastro alguno de duda, pues son más firmes en sus decisiones.

Sin embargo esta ventaja se contraresta con el hecho de que una estructura del cerebro llamada cíngulo está más desarrollada en las mujeres y eso ocasiona que se preocupe más por todo, por lo que aun firmes en su decisiónes, penan antes de tomarlas, en el desarrollo de estas, y una vez finalizadas.

Todo ello se debe además a que aunque el número de neuronas es el mismo tanto en el cerebro femenino como en el masculino, el femenino es más pequeño, por lo que la comunicación entre neuronas resulta más eficiente aun cuando no se ejercita de manera habitual.

El hombre, además, tiene una lateralización y su atención suele estar dirigida a una sola tarea. Cuando usa el ordenador, por ejemplo, sólo puede hacer eso, y no es que no quiera poner atención a lo que le rodea, es que en ese momento esta concentrado en una sola cosa. No obstante, esto le permite un alcance mayor de concentración que las mujeres, por lo cual se desarrollan mejor en áreas duras como la física y las matemáticas. De ahi que podamos completar la frase inicial de la siguiente manera «Los hombres no pueden hacer dos cosas al mismo tiempo, pero la que hacen, la hacen bien».

Sin embargo, el estudio también descubrió que cuando un hombre escucha la voz de otro varón, en poco tiempo cree que se escucha a sí mismo, porque se activan las zonas de la memoria episódica, donde se guardan los acontecimientos de la vida personal, y por tanto, asimila más rápido los datos que recibe y por ello da la impresión de prestar más atención.

El estudio no se queda ahi, si no que también concluyó que los hombres sólo ponen atención cuando cortejan a la mujer o cuando quieren obtener algo, pero una vez que logran el objetivo dejan de escuchar. Por ello, la investigadora de la UNAM señaló que si las mujeres quieren conservar la atención de los hombres deben:

  1. Dar instrucciones precisas cuando hablen con sus parejas.
  2. Evitar divagar.
  3. No hablar en el juego espiral o circular porque el interlocutor se pierde.
  4. Usar un tono de voz más grave, como en forma seductora, eso atrae al varón.
  5. Decir frases cortas, porque la plática larga tiende a perder la atención del escucha.

La doctora Montemayor aclaró que puede haber hombres que no se ajusten a este descubrimiento, porque siempre hay variaciones. No obstante, es un modelo científico que permite explicar y entender conductas humanas.

 

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